martes, 8 de abril de 2008

DIGAN LO QUE DIGAN

Dicen que lo bueno, si breve, dos veces bueno. Aunque yo no comparta en absoluto esta frase, por una vez le haré caso al refranero español. Voy a explicar una vivencia que todavía da vueltas en mi cabeza. La verdad es que la historia es corta y a simple vista no parece importante, pero es que la comunicación es un arte y todo un privilegio. Quienes me conocen saben que a mi no me pasa nada desapercibido. Me gustaría que los que lean la anécdota, añadan lo que yo no escribiré. ¿Lo haréis?

La escena que presenciaron mis ojos el otro día es bien sencilla. Un papá joven vestido con un chándal de deporte y un niñito de tres años con otra vestimenta similar, esperaban tranquilos la llegada de su autobús. El niño se agarraba fuerte a la mano vigorosa de su padre. Yo creo que el pequeño hasta andaba como él. La conversación era de lo más fluido; percibí que el cariño se podía cortar y que un derroche de virtudes salía de su escondite. Todos esperábamos el mismo bus y como tardaba, era cuestión de entretenerse en algo para matar el rato.

A veces la ternura es incuestionable y tiene todos los ingredientes de la exquisitez. Con absoluta naturalidad los dos personajes mantenían un sencillo diálogo. A eso le llamo yo sensibilidad a flor de piel. Eso es sembrar con el ejemplo y convencer desde el querer de un corazón entregado.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Y pasarán los años y si ese diálogo sigue fluyendo llegará la adolescencia. Y padre e hijo seguirán siendo cómplices de las incógnitas que la vida irá desvelando. Y este niño llegará a la madurez con un referente sólido como una roca.

Anónimo dijo...

Cuantas somos las personas que nos gusta que alguien se nos siente al lado, sencillamente callando, respirando nuestro mismo aire, dialogando con respeto o sencillamente percibiendo que estan, aunque sin estar?
Tenemos que aprender ha hablar callando, reir llorando, llorar riendo.
Os quiero coco

Anónimo dijo...

Soy madre.
La vida me ha puesto pruebas para superar, especialmente con mis hijos.
En mi camino he convivido y estoy conviviendo con los dos.
Los quiero con locura.
Cuando median un palmo del suelo, practiqué el dar la mano y comparti horas y horas y horas.
Quiero gritar, que asi "SI" vale la pena ser madre.
Ser madre/padre, no es tan solo dar de comer, vestir, organizar, dirigir...........Para mi es, ademas, hablar, escuchar, compartir, dar, dar, dar, dar, . . . . . .
Suerte que cuando te pones en esta órbita, el que nos mueve los hilos, nos echa un cable.
Para sentirme una "madre" plena, a mi lado tengo la suerte de tener el mejor "Padre".
A pesar que la suerte no es para mi, sino para ellos, "mis hijos"
GRACIAS
"DIGAN LO QUE DIGAN"
coco

Unknown dijo...

Querida amiga, cómo me gustan tus historias llenas de ternura. También a mi me llegan al corazón los papás que son generosos con sus hijos, porque lo que ellos dan es lo que los niños aprenden. No hay escuela mejor que el ejemplo de unos buenos padres. Está claro que en su memoria quedarán grabados para siempre los momentos que han compartido con sus papás. Si hay verdadeo amor paternal todo fluye con naturalidad i se nota...Te quiero amiga mia. Mercè.